Cualquier cosa que diga hacerte la vida más cómoda te está condenando a una existencia más estúpida, manipulable y sedentaria, con más deudas y incluso con menos sexo. Esos son solo algunos de los efectos de la “economía de la pereza”, en la que la tecnología ya lo hace prácticamente todo por nosotros. Y creíamos que todo eso era bueno, pero resulta que no.
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